viernes, 7 de octubre de 2011

"ENTRE AROMAS Y RECUERDOS"




Quisiera transmitirte lo que siento. Miro como de lejos a grandes rasgos, mi vida, una vida intensa, de luchas sin descanso por lograr un presente y un futuro.
Mi casa, un fiel reflejo de mi persona y de mi alma. Si la recorres podrás encontrarme, en cada rincón, pero en el lugar que más de mí vas a encontrar, y mi recuerdo tenga todos los aromas y todo mi amor, es la cocina. El lugar que más horas de mi vida he dedicado. Preparando desayunos, comidas, todas las comidas que puedas imaginar. El olor del orégano y el laurel, el comino es mi preferido. Las milanesas son las preferidas de mis hijos.
El aroma de mi comida recorre hasta la vereda de mi casa. Y más de una vez, algún vecino me halagó por el aroma de mis comidas que se diferencian de cualquier otra casa.
Los ñoquís de los domingos, con el estofado. Sabores de hierbas, que solo mi receta la hace especial.
¿Y cómo podría ser de otra manera?. La mesa con el pan recién amasado, kilos de harina que se transformaban en ese delicioso alimento. El olor a pan recién horneado recorre la casa. La torta para el mate que nunca falta. Los tarros de escabeche. Cuántas horas revolviendo dulces y tantas cosas más.
Las paredes de mi cocina conocen todos mis secretos y guardarán todos los aromas, entre clavos de olor y vanilla.
Cuándo no esté ¿Me extrañará mi pobre cocina?. Descansarán las hornallas y el horno, cansado de mantener su llama, mientras se dora el lechón de los Fin de Año.
¿Te conté de mis adobos?. Son especiales, creo que la forma de decirles que los amo fue cocinar, siempre pensando en el gusto de cada uno de ellos.
La pava y el mate, compañeros fieles de las largas horas en la cocina. Y la heladera, cómplice de guardar mis comidas.
La alacena orgullosa, guarda montones de frascos con especias; se entrelaza el romero y el tomillo, el coco rallado y el agua de azahar. Mis compañeros ¿Qué haría sin ustedes?.
Cuando las luces se apagan y la casa está en silencio, yo creo que los duendes de mi espíritu recorren la cocina. Se perfuman con las esencias, destapando los frascos. Hablan con las ollas que descansan esperando el nuevo día. Hacen acrobacia en el ventilador de techo, se acuestan en la hornalla que duerme hasta mañana.
Saltan en las sillas que silenciosas, rodean la mesa que mañana tendrá su mantel blanco, se llenará de platos, con la comida sabrosa, que le dedicaré a mi familia.
Duendes inquietos, dibujaron sonrisas con los lápices de colores que dejé sobre la mesa, junto al cuaderno de los niños, después de hacer las tareas, olor a tiza y plasticola.
Trepan la cortina del ventanal que da al parque, donde pegan los primeros claros del amanecer, los gorjeos de los pájaros anuncian la mañana. Corren cansados y felices a dormir de día en la vieja cafetera que adorna una mesa.
Y cruje la mesa, porque se despereza y se entibia el ambiente; cuando enciendo la hornalla y sonríe la pava que se acomoda sobre ella, y el mate me espía, cuando me escucha arrastrar las pantuflas.
El sol se filtra, alegra la cocina y otra vez los aromas: el mate, el café, las tostadas y todos en la cocina. Alegrías y tristezas compartiendo el alma de esta casa.
Quedará por siempre, entre todas estas cosas que fueron y son importantes para mí. Aquí soy economista, maestra, forjé fuertes y sanos a mi familia, equilibrando a los alimentos. Los hice felices con los postres dulces, los sorprendí con fiestas de cumpleaños...
 Y aquí también me atreví a soñar que soy poeta.                                                      
                                                                                                          
Azul.
Alicia. M. Moreno
04/05/1996
La fotografía es de mi cocina...


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